Επιμέλεια: Εύα Πετροπούλου Λιανού
Simón Zambrano: Poeta, Escritor, Mediador de lectura, Editor. (Araure, Venezuela, 1976).Reside en Mérida. Estudió Letras en la Universidad de los Andes y Pedagogía en la Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kleber Ramírez. Tesista de la Maestría en Pedagogía Crítica-UPTMKR. Ha publicado Nido con aves muertas, Yo vivía en el refugio de mis palabras andantes, Insomne me miro al espejo, cuentos de la sierra, sinfonía de huesos, Caballito de crines doradas (Literatura Infantil) entre otros. Ha publicado en periódicos, revistas y antologías dentro y fuera del país. Ganador del premio DAES-ULA, 2006 y de la Bienal Nacional de Literatura Ramón Palomares 2019.Editor de la Revistas Literarias La Botella del náufrago y Materia Oscura. Es fundador de Páramo Editorial, en Chile y de Kaizú Ediciones en Venezuela.
I
Que no haya nadie
ni un ojo
la textura de lo solo
para un antes
revolver el salmo
buscando la salida
ahí va
ya soy yo
puro quebranto.
II
No es saber irse
y el oro no brilla
la locura no cede
el dolor
es como una flor sucia
allá lo ven
rompiendo todo.
III
Solo de ser
solo de mí
cero contacto
era yo
el siempre
alejado del ruido
nada hoy como la noche
muriendo intacto.
IV
Venir de adentro
llevando la sombra
treparse
por lo absoluto
sin más rastros
que un humano.
V
El no estar
es un horizonte hosco
devolver
ese sabor a solo
donde nada perturbe
el crepitar del gallo.
VI
No hay nadie allí
los azulejos vuelan bajo
es el mismo trapo
y no prende la vela
ayer se fueron todos
los fui ahuyentando.
VII
Por si acaso con la izquierda
el temblor
era el de siempre
una falda
colgada del alambre
me recuerdo lento
como si aspirara
un credo.
VIII
De la lluvia
y la queja
al atardecer
me río solo
no escarbo
como antes
todo es un desespero,
lo juro.
IX
Pa fuera nada
que si la campana
y el cuero
de lo hondo mucho
sin más hierro
puro lo tosco
sal y orégano
era lo hondo
vacío,
sin freno.
X
Que llamo solo
que me apretujo
que de la iglesia
vengo
no como antes
ni más lejos
pura saliva.
XI
A veces silbo
para encontrarme
me busco en lo quemado
en lo que más estorba
doy los pasos
como uno solo
cojeando
y no hay apuro.
XII
En lo quebrado
un patio
lo verdadero
de lo que falta
todo era un falsete,
de la cocina el humo
me voy sin mí
refunfuñando.
XIII
Del humo todo
y crece el llanto
cuando es lo mismo
sin saberlo todo
apura el cuello
la mirada larga
es lo mismo,
voy llorando.
XIV
Lo que fuiste
lo que fue oscuro
del rio temblando
como si agua existe
del resolver el hueco
acostado en el violín
que si eso es malo
que si espantan.
XV
Me voy sin verme
cierro los ojos
y una bulla
en la cabeza
nadie sabe
donde me escondo
si me encuentro
yo aviso.
XV
Es lo mejor
y las canciones huyen
después todo es muerte
el tiempo resbalando
nada recoge el sol
y por la puerta sale
era lo de siempre
silbando.
XVII
El preámbulo de algo
donde se retuerce raro
la noche con el hilo
tejiendo el misterio
venga del lado mío
en la costilla voy
lo que cae
es musgo
aprovechando.
XVIII
De cada cosa
que si un respiro
llévese algo
pal camino
que todo es tierra
que el rio crece
morir de prisa
era una ilusión.
XIX
No se está más
lo necesario es ver
el hueco en la espalda
la boca abierta
nada fue como antes
y el dolor
se siembra.
XX
Aprehenderse
como en botón
saliendo de la rueda
todo nos perturba
en lo que somos
puro espinazo.
XXI
Más silbato
en la hoguera
que todo es falso
¿ de dónde viene el hongo ?
¿ por qué esperar tanto ?
caracoles asesinos.
XXII
Tocado por algo
fue más oscuro
la sinfonía del hueso
clavada en la hendija
un zapato crudo
y el batallando
lo consiguieron abierto
cerrando el paso.
XXIII
La espina de lo tarde
el bostezo y la viudez
de lo amargo
un rato largo
revuelvo la sombra
y me tapo la piel
váyanse todos
aquí yo escampo.
XXIV
De lo terrible
he nacido rojo
en la espesura
se dilata el vaivén
parto lo más sagrado
y empujo
todo me pertenece
también el oro
nadie se fue.
XXV
He tocado más allá
de lo posible
he respirado los humos
de un largo puente
y me abro
a no decir todo
lo que quiere
culparme.
XXVI
Si soy de mí
no lo oculta el ojo
la terrible sorpresa
en el rostro de nada
mastico semillas de sol
mientras aborrezco
la noche
dura, insensata
que me arrastra.
XXVII
Vine a oscuras.
Sólo él sabía
el pacto
me mira desde más alto
y un aguijón
rompe el techo
lo que cuelga
es letra
oxidada
en la semilla.
XXVIII
Me canso
de parecer tosco
el ruido de un farol
me dice de donde vengo
el sepia
bailaba en mi ojo
y me fui perdiendo
más solo.
XXIX
Tanto he temido
que busco siempre
me arrodillo
a lo que cae
péndulo y roto es
lo que me escucho
lo que me corto
sin ningún
cuello.
XXX
Antes fue viejo
y la alcantarilla hueca
el pie en el poniente
mirando la transparencia
allí habito
lo que me aturde
sin nadie adentro
relinchando.
Simón Zambrano
Del libro Sinfonía de huesos
Kaizú Ediciones
2020
I
De allá de más lejos
haciéndome sombra
Quebrando el espinazo
Puro escupitajo
Antiguo
goteando
La muerte bajitíca
para nada.
II
Echarme de a poquito
sin más
Ebrio de tanto humo
y él temblando
como Don Francisco
apaleado por el regaño.
¡Ah carajo!
sin cholas
y tanta hormiga en caravana.
Lo enterramos debajo del mango
antes que llegara la hora nueva.
III
Escarbando su propia ropa
Cruzado en palos del naranjo
como si muerte fuese su apellido
El oro del diente
no alcanzó para tanta alegría
y escampó lejos
como un hueco arropado en el violín.
IV
Como de tu boca la migaja.
No soy de ayer en silabas
Para recoger un chasquido
grano que cae de amargo
Tumbado espero el alba
anocheciendo el ruido
de la paja en el ojo
Y el hacha se apaga
de tanta madera
cayendo cuando olvida.
V
Vuelas sin un nombre
ahuecando mirada
bajo la tierra
Sembrando arpas
donde la huella desprende
el bejuco y el sueño
Volviendo serás amigo
en la mano del que duerme.
VI
Parecía la enfermedad.
No estarse quieto
tanteando la estaca del loro
Mientras la casa se abría al sol
y los tuteques caminaban
regando las matas de la tarde
Nadie guardó los faros
que le salían de la frente.
VII
Estaba dura
secándose a tajos
Removida por leche de cabra
sintiéndose a gritos de lejanía
Hedionda como el paso
cargando el patio
donde la preñaron
Ya no quiso cerrar la reja
llorando con temblores
añorando.
VIII
Tú lo sabes.
Digo fuego para amontonarme en los días
Pasajero del vientre
arrastrado para simular la cola
del barbecho herido
A patadas fracturó el avispero
para nacer dulce
de tanto antojo.
IX
Gastamos los relojes
de tanta espera
Hondura salpicada y machete
Jugamos al matorral
buscando
los pájaros envueltos en cordura
Vacié
un frío
traspasó el caballo
Nos santiguamos
mirando pa abajo
La cuaresma
reventó
el bolsillo.
X
Es decir lento
aguja y vocerío
Se le había caído el cuajo
y nadie llevó
la tapara con candela.
No somos culebras
ni zarpazo de frontino
Callejón abierto
a un crepúsculo
prestado
de tanto nido.
Lento caminar de ubres
y espantos.
XI
Pocas cosas
en lo curvado del ojo
Empujando silbidos
sin retorno
Ah pájaro
tan maluco
desplumando la huella
de la ventisca en la ventana
Pocas cosas
pocas cosas
y el tiempo silbando bajitico.
XII
Lo vi recostarse al alambrado
venía encima de la noche
herido
sin sogas
Como nacido de asombro
estropeado sin nadie en mi
Agujereado por la sangre
como si fuese un río
Después no voló
lo vi enterrarse en la mano
de un niño azul
cansado
de saliva en el ala.
XIII
Elevación de venir dentro
tocándote la sábila del corazón
Sin más piel
que una rama torcida
Te enamoraste de aquel joven
doblado de tanta angustia
Precipicio de un arpa envuelta
en peregrina queja
Sin hablarle
con trueno
en la boca.
XIV
Pura oscurana y lo que duele
de hacerse rojo
Claveles naciéndote en las uñas
por vivir
Barrigona bajo la cerca
para parir hombrecitos
de madera
Ajuy ajuy ajuy
Canto sin respiro
de azules huellas
sin desparpajo.
XV
No supe su olor en cinta
Tanto miedo de darme sudor
en lluvia
La escondió tras una bandera
y se moría de mucho hueso
cayéndole en la vagina
Suspirando
se fue sin agua en los labios
fruncida.
XVI
Tu “S “tiene sal en los labios
donde tu curva melódica
me muestra tu sitio oscuro
De ti viajaron húmedos largos
para arroparme en un cuerpo solo
muriendo de hastío en la solapa
cabizbajo.
XVII
Como si regara el mundo
levantaba su cholita
a diestra y siniestra
sin apuros
No somos de niño
puro verde y bicicleta
Rezar para adentro
y matar a los diablos
mientras una chancleta voladora
me persigue por el patio
campana salvadora.
XVIII
Lo devolvió todo
incluyendo al sastre
Roto su hemisferio izquierdo
rebuscó en la tinaja
Partiendo dientes
La tierra zurcida con alcohol
No habrá nadie en la espesura
y se avinagra con el sol
Lloró solo
y sin atajos.
XIX
Puso semillas en su boca
Bebió del cocuy
Amargo
sin dientes
Cocinó los pájaros
envueltos en hojas de sed
y los vio volar
eran sus hijos
nacidos de la corteza
Callada miró
el ruiseñor
caminando.
XX
Que los muertos pulan la madera en tus ojos
sin abrigo de hígado
tan certero
Las fieras adelgazaron de hiel
y un barco naufragó en la herida
Pocos piojos caminan
al paraíso.
Simón Zambrano
Del libro Temblor de pájaros
Monte Ávila Editores Latinoamericana
2021